De frente a mi rostro aparecieron
dos ojazos color claro que a los míos asombraron,
y una oreja larga y caída,
enjugó la espuma de mi melancolía.
Salté, como un Árcade, sobresaltada,
por la presencia del dios cabrío sobrecogida;
pero al irse acercando la barbuda visión
mis lágrimas secaron y descubrí a Flush.
Una conmovedora biografía de Flush, un perro cocker spaniel, que sirve de pretexto a Virginia Woolf para escribir al mismo tiempo una semibiografía de la escritora y poetisa Elizabeth Barrett.
Flush vivía libremente en una granja con la señora Mitford hasta que esta decide darlo en adopción a su amiga, la señorita Barrett. A partir de ahí, la autora nos narra el impacto de este cambio en la vida de Flush y de la propia señorita Barrett. Resulta enternecedor conocer detalles de las costumbres victorianas y del estilo de vida de Elizabeth a través del punto de vista de un perro. Flush se convierte en testigo de la enorme fortaleza de la señorita Barrett para salir adelante de los obstáculos que se le presentan desde que vivía en casa de sus padres hasta después de su matrimonio con el también poeta Robert Browning (quien escribió el poema que inspiró a Stephen King a escribir su saga de La Torre Oscura).
Con una escritura fluida, Woolf plasma en una breve novela no solamente aspectos importantes de la vida y mentalidad de una de las grandes poetisas inglesas (cuya obra inspiró a escritores de la talla de Edgar Allan Poe) sino que también nos hace reflexionar sobre el cariño y fidelidad que podemos tener hacia nuestras mascotas y ellas hacia nosotros. Sin duda, una lectura muy recomendable.
La frase que me gustó:
El verdadero filósofo es el que se queda sin pelo pero se libra de las pulgas.